Los delfines son unos animales que siempre han tenido una relación especial con los seres humanos. Sin embargo, en la pequeña localidad de Landévennec, en la Bretaña francesa, esta relación de cercanía ha traspasado todos los límites habidos y por haber y ha provocado que Roger Lars, el alcalde de este pequeño pueblecito, decida cerrar la playa al baño durante varios días.
El motivo no es otro que el extraño comportamiento de un delfín que llegó hasta la costa francesa hace unos meses. Lars optó por clausurar la playa después de detectar la presencia de este mamífero con una actitud mucho más que amistosa con los bañistas.
El cetáceo, al que los vecinos han bautizado como Zafar, había cambiado su actitud. “El delfín no es agresivo, no parece peligroso, pero tiene una desafortunada tendencia a rozarse contra todos los flotadores, botes y nadadores”, informa el diario Le Telégramme. “Entre el miedo y la fascinación, algunos cuentan cuán suavemente les impidió llegar a la orilla. El delfín se interpone entre el bañista y la costa, a menudo con su pene rosado de unos 20 centímetros erguido”, se puede leer en el periódico francés.
Sin embargo, lo que en un principio podría parecer un juego, se ha tornado en un peligro. Según el diario francés, el pasado es de julio, una bañista tuvo que ser rescatada por un bote salvavidas ya que el delfín intentó evitar que volviese a la orilla. “Varios nadadores se han asustado mucho”, ha declarado el alcalde.
La decisión de cerrar la playa no ha sido vista con buenos ojos por todo el mundo. Un abogado local ha asegurado a la agencia France-Presse que presentará una queja legal contra la prohibición de los bañistas por resultar excesiva. “¿Cuántos accidentes con delfines ha habido en Finistère desde que nuestras dos especies han coexistido? Ninguno”. A Erwan Le Cornec, que así se llama el abogado, le parece injusto presentar a los delfines como unos animales peligrosos e impredecibles.