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Un Chile dividido conmemora 45 años del golpe que derrocó a Allende

El aniversario ha estado marcado por la polémica suscitada por la decisión de la Justicia de poner en libertad en agosto a un grupo de siete militares, en su mayoría oficiales actualmente retirados de las Fuerzas Armadas, que estaban condenados por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Actualmente, alrededor de un centenar de militares y algunos civiles que integraban la temida policía secreta de Pinochet están recluidos en el penal de Punta Peuco, una cárcel especial para los condenados por violaciones de los derechos humanos ubicada en el norte de la capital, Santiago de Chile.

Para hoy (11.09.2018) el Gobierno del presidente derechista Sebastián Piñera optó por realizar un acto ecuménico de carácter interno en La Moneda, en el que participarán funcionarios y ministros, pero no los partidos de la coalición oficialista Chile Vamos ni otras fuerzas políticas.

En tanto, en la sede del Congreso, en Santiago, el presidente del Senado Carlos Montes y la presidenta de la Cámara de Diputados Maya Fernández Allende, nieta de Salvador Allende, ambos socialistas, convocaron a otra ceremonia de recuerdo a la que asistirán las directivas de los partidos opositores.

Las organizaciones de derechos humanos realizaron el domingo una marcha hasta el cementerio general de Santiago de Chile, donde se encuentran la tumba de Allende y un memorial que recuerda a los detenidos-desaparecidos durante el régimen castrense.

Allende se suicidó de un disparo el mismo día del golpe después del alzamiento de los militares encabezados por el general Pinochet, entonces jefe del Ejército. Como tal, ordenó atacar con tanques y bombardear con aviones de la Fuerza Aérea La Moneda, la sede del Ejecutivo chileno, en la que se encontraba el mandatario socialista, que se negaba a entregar el mando como exigían los golpistas.

Después del golpe, el nuevo régimen ordenó cerrar el Congreso, prohibió toda actividad de los partidos políticos, la circulación de la prensa, cerró radioemisoras y canales de televisión e inició una feroz persecución contra funcionarios y adherentes del derrocado Gobierno.

Varios miles de personas fueron a parar a los campos de concentración como el Estadio Nacional y Villa Grimaldi, entre otros, abiertos por la dictadura a lo largo y ancho del país, donde fueron torturados o asesinados. Todavía hay muchos que continúan como detenidos-desaparecidos.

El régimen de Pinochet terminó el 11 de marzo de 1990, después de su derrota en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, al que convocó con el objetivo de que los chilenos le extendieran su “mandato” por ocho años más, hasta 1998.

El resultado adverso para la dictadura dio paso a la celebración de las primeras elecciones presidenciales libres en 20 años, que ganó la oposición al régimen encabezada por el demócrata cristiano Patricio Aylwin, quien gobernó entre 1990 y 1994.

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