Canadá y Estados Unidos anunciaron este domingo un nuevo acuerdo comercial trilateral junto con México después de meses de negociación que sustituirá al Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).
“Hoy, Canadá y Estados Unidos alcanzaron un pacto, junto con México, sobre un nuevo y modernizado acuerdo comercial para el siglo XXI: el acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés)”, informaron en un comunicado conjunto el representante estadounidense de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, y la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Chrystia Freeland.
“USMCA dará a los trabajadores, granjeros, rancheros y empresarios un acuerdo comercial de alta calidad, mercados más libres, comercio más seguro y crecimiento económico más robusto”, indica el escrito. El pacto fortalecerá a la clase media y creará “buenos trabajos bien pagados y nuevas oportunidades” para cerca de unos 500 millones de personas “que llaman hogar a Norteamérica”, agrega la nota.
Lighthizer y Freeland aseguraron que desean profundizar más en los estrechos lazos económicos de sus países cuando el acuerdo entre en vigor. “Nos gustaría dar las gracias al ministro mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, por su cercana colaboración durante los últimos trece meses”, concluye el comunicado.
El objetivo es que los dirigentes de los tres países norteamericanos suscriban el pacto antes de finales de noviembre. Uno de los funcionarios estadounidenses insistió en que necesitaban publicar el texto del nuevo tratado, tanto si era solo con México como si incluía a Canadá, hacia el 30 de septiembre, con lo que se cumple con el requisito de notificar al Congreso de EE.UU. y permitirá al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, firmarlo antes de abandonar el puesto en diciembre.
El nuevo arreglo “reequilibrará nuestra relación comercial con México y Canadá”, dijo uno de los funcionarios de EE.UU, quien subrayó que establecerá nuevas normas sobre el origen de los vehículos. Las reglas de origen de los automóviles establecen un determinado porcentaje sobre las partes de los vehículos que deben ser fabricadas por los países que participan en el acuerdo, con el fin de evitar aranceles. Las nuevas normas estipulan que al menos el 75% de las partes de los automóviles deberán ser fabricadas en Norteamérica, frente al 62,5% que establece el TLCAN. Además, entre el 40% y el 45% del vehículo tendrá que ser producido por trabajadores que ganen como mínimo 16 dólares la hora.
El responsable de EE.UU. detalló que el pacto ofrece un mayor acceso al mercado canadiense a los productores lácteos estadounidenses. Canadá también ha aceptado recortar las exportaciones de automóviles al territorio estadounidense. Asimismo, incluye nuevas provisiones sobre comercio digital y propiedad intelectual.
“Esto va a ser real y va a cambiar la vida de las personas, va a hacer que la economía de Estados Unidos sea más fuerte y mejor”, consideró el funcionario, quien recordó que el nuevo acuerdo será revisado cada seis años, lo que permitirá a Washington “una nueva forma significativa de ventaja” para garantizar que el pacto le beneficia. Para él, el arreglo representa “una plantilla para el manual de estrategia de la Administración Trump para acuerdos comerciales futuros”, ya que, destacó, está diseñado para fortalecer la economía del país.
El TLCAN, en vigor desde 1994 entre México, Canadá y EE.UU., engloba un billón de dólares anuales en intercambios entre los tres países, pero ha sido sometido a un proceso de renovación durante meses tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que lo había calificado de desastre.
A finales de agosto, EE.UU. y México alcanzaron un acuerdo bilateral preliminar, al que faltaba sumarse Canadá. Los principales obstáculos entre Washington y Ottawa se centraban en el mecanismo de resolución de disputas, que Canadá consideraba fundamental mantener frente al interés estadounidense en desmontarlo o al menos diluirlo, y el mayor acceso al mercado de lácteos canadiense por parte de EE.UU.
Con el nuevo pacto, se revisará ese mecanismo de resolución de disputas y se incluirá “un arreglo” que permita a Canadá protegerse, si EE.UU. sigue adelante con sus amenazas de imponer un impuesto a vehículos importados.