La final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate fue postergada hoy por una hora, después de que los jugadores xeneizes fueran atacados con piedras y gases lacrimógenos a su llegada al Estadio Monumental y varios de ellos resultaran lesionados.
Lo que iba a ser una jornada festiva, terminó opacada por completo por la violencia que caracteriza al futbol argentino desde hace décadas y que se ha incrementado con el paso del tiempo sin que las autoridades logren controlarla.
La Conmebol decidió retrasar una hora, de las 17:00 a las 18:00, el inicio del partido, después de que varios médicos revisaran a los jugadores que fueron agredidos y terminaron mareados por los gases o heridos por las pedradas.
El secretario general de Boca, Christian Gribaudo, denunció que todo el plantel estaba herido y que en esas condiciones no podía disputar ningún partido, por lo que el equipo pidió una suspensión que no fue autorizada por la Conmebol.
Las deficiencias en los operativos de seguridad quedaron en evidencia, ya que los policías motorizados que custodiaron el autobús de Boca Junior lo llevaron por una zona de riesgo, llena de hinchas de River Plate.
Los jugadores de Boca habían salido al mediodía del hotel en donde concentraron rodeado de miles de fanáticos que, banderas gigantes en mano, vestidos con las camisetas azul y oro, los alentaron a cometer la hazaña de ganarle a River en su propia cancha.
El escenario fue cambiando conforme el autobús se acercó a la sede de sus rivales, en donde el clima se tornó más tenso ya que los hinchas de River se acercaban a insultar a los jugadores y a frenar el paso del vehículo.
Ya en las cercanías del Monumental comenzaron a llover piedras que rompieron algunas de las ventanas, lo que fue aprovechado por grupos de violentos que gasearon el interior del autobús.
La agresión a los jugadores de Boca Juniors ensombreció la previa de una jornada que hasta ese momento estaba teñida un clima festivo por la ilusión que tienen los millones de fanáticos de ambos equipos de salir campeones.
El Estadio Monumental abrió sus puertas desde temprano para recibir a los 60 mil hinchas que iban a alentar sólo a River Plate, ya que por cuestiones de seguridad en los partidos en Argentina no se permite público visitante.
Los dos clubes más importantes del país se enfrentarán por primera vez en una final de la Copa Libertadores, en lo que ya había sido calificado como “el partido del siglo”.
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