Julian Assange fue condenado el miércoles a poco menos de un año en una prisión en el Reino Unido después de que se le declarara culpable de violar las condiciones de su fianza cuando ingresó a la embajada de Ecuador para evitar la extradición a Suecia en 2012.
“Tenía una opción y el curso de acción que eligió fue cometer un delito”, dijo la jueza Deborah Taylor. “No se has rendido voluntariamente … no habría venido voluntariamente ante el tribunal”, agregó, antes de anunciar un “encarcelamiento de 50 semanas”.
Los cargos se presentaron formalmente en el Tribunal de Magistrados de Westminster el 11 de abril, horas después de que el santuario de Assange en la embajada de Ecuador en el centro de Londres llegara a un abrupto y dramático final.
En 2012, el australiano se enfrentaba a la extradición a Suecia, donde lo buscaban por interrogatorio sobre agresión sexual y denuncias de violación.
Los abogados de Assange argumentaron el 11 de abril que su cliente no se entregó a las autoridades británicas porque no habría recibido un juicio justo. El programador informático australiano siempre ha protestado por su inocencia.
Sin embargo, su argumento no convenció al juez, quien lo calificó de “narcisista que no puede ir más allá de su propio interés egoísta”.
Por separado, el fundador de WikiLeaks también se enfrenta, el jueves, a una audiencia de extradición por un cargo criminal en Estados Unidos. Se le ha acusado de ayudar al exespecialista en inteligencia del Ejército Chelsea Manning a obtener acceso a las computadoras del Departamento de Defensa de EE. UU. en 2010 para revelar documentos secretos del gobierno.
El cargo de conspiración para cometer intrusión en una computadora se mantuvo en secreto durante más de un año hasta su arresto en Londres hace tres semanas.
Según la ley del Reino Unido, el gobierno de EE.UU. tiene 65 días desde el arresto, hasta el 15 de junio, para entregar los documentos completos de extradición a un juez de distrito británico.
Jennifer Robinson, una de las abogadas en el equipo legal de Assange, dijo a CNN el sábado: “Es una cuestión de preocupación internacional que un editor se encuentre recluido en una prisión de alta seguridad y que se enfrente a la extradición a Estados Unidos por su trabajo que ha ganado premios de periodismo en todo el mundo. Estamos muy preocupados por su salud”.
Robinson agregó: “Está agradecido por la solidaridad mostrada en todo el mundo”.
