Música

Una sonrisa enigmática: The Smile en el Auditorio Nacional

Por: Caro Estrada | Instagram

We don’t need to fight
Look towards the light
Grab it in with both hands
What you know is right

La noche del miércoles 21 de julio de 2023 comenzó el primero de dos conciertos de la banda inglesa The Smile, compuesta por Thom Yorke, Jonny Greenwood y Tom Skinner. Desde beats electrónicos, hasta los acordes de una guitarra acústica, The Smile nos hizo cerrar los ojos y sentir en el pecho las vibraciones del Auditorio Nacional, en la Ciudad de México. La banda abrió con “The Same”, y continuó su setlist con “Thin Thing”, “The Opposite” y “Speech Bubbles”.

Down a rabbit hole
We go
As the flames grow higher

César Martínez/Anton.com.mx

El nombre de la banda nace de “Crow”, un poema de Ted Hughes que relata una sonrisa vasta, que pronto interpretaría Thom Yorke como “la sonrisa en la cara del tipo que te miente todos los días”. Y así recibimos mientras sonaba la tercera canción de la noche…

Devastation has come
Left in a station with a note of poems

César Martínez/Anton.com.mx

… la sonrisa de escuchar e intentar entender, de sentir el reflejo de cada espejo que nos fueron mostrando mientras avanzaba el concierto. Como en Radiohead, The Smile es un proyecto enigmático que invita a quienes escuchan a sentir y pensar el hilo negro de las cosas: con cada canción, nos damos cuenta del engaño. Después, escuchamos “A Hairdryer”, “Waving A White Flag”, “Colours Fly” y “What Tomorrow Brings”.

Look at all the pretty lights
Look at all the pretty lights

Su primer y único álbum del momento, “A Light for Attracting Attention”, nos fue envolviendo en un recorrido de luces y sonidos. La escenografía fue muy sencilla: estuvo compuesta por una serie de luces horizontales neón y láser. Este ambiente íntimo, como las canciones del nuevo proyecto, hicieron que el público se conmoviera profundamente al ritmo de “Free in the Knowledge”. En colores futuristas, durante la noche predominaron los tonos de rojo y azul, además de un morado cálido entre cada canción que inundó elegantemente al auditorio. La banda siguió con “Skirting on the Surface”, “Read the Room” y “Panavision”.

César Martínez/Anton.com.mx

When we realize, we have only to dive, then we’re out of here

Sonidos de otro mundo comenzaron a escucharse, construyeron poco a poco un ambiente extraño, de ritmos distintos… El unísono de miles de corazones coordinados que esperaban escuchar una voz única, eléctrica y misteriosa: Thom Yorke. En los descansos entre canción y canción, el público gritaba “¡Jonny! ¡Jonny!”. La banda cerró con un telón falso tras “The Smoke”, “Never Work in Television” y “Under Our Pillows”…

… Silencio.

César Martínez/Anton.com.mx

Don’t bore us
Get to the chorus
And open the floodgates

La banda retornó al escenario con “Open the Floodgates”, una canción nueva titulada “People on Balconies” y “Pulled Apart By Horses”. Casi al final de la noche, pudimos darnos cuenta de lo que está sucediendo con los integrantes de la banda tras el éxito kilométrico de Radiohead, y después de varios años que han dedicado a hacer música como solistas, para soundtracks de películas, o en otras bandas como Atoms for Peace…

I guess I believe in an altered state
Where they leave their windows and their doors open wide
The telephone lines are never busy
No voice repeating to stay indoors

Thom Yorke y Jonny Greenwood, acompañados de Tom Skinner, están creando una fusión delicada, suave y libre, sin embargo potente y determinada, entre la música del pasado y el futuro dentro del presente. Arpas, guitarras, sintetizadores, pedales, piano, saxofón: todo añade capas, complejidades y variaciones. No hay un silencio que sea opuesto al sonido, sino un entramado de relaciones de tonos, de amplificación de gama, de matices inesperados. The Smile suena a reconciliación, y también a algo completamente nuevo y diferente.

César Martínez/Anton.com.mx

And time is kind of frozen
And you’re gazing at the view
And I swear I’m seeing double

Finalmente, nos despedimos con “Bending Hectic” y el público, como en el cuento de Julio Cortázar, “Las ménades”, salió hipnotizado, pero con el secreto de lo que pasó aquella noche entre los labios. El auditorio cerró con “Peace Piece” de Bill Evans y marchamos a casa con el corazón entre las manos, bajando lentamente las gradas y saliendo en paz.

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