El pasado mes de mayo, salió a la luz un acusación de la UIF hacia el dirigente de la cooperativa del Club de Fútbol Cruz Azul Guillermo “Billy” Álvarez y otros directivos, sobre lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y algunas otras irregularidades que presuntamente están pasando con el equipo.
Sinceramente, no es mi trabajo deliberar sobre si son culpables o no, pero quiero tomar esta oportunidad para hablar sobre el fútbol mexicano y su nivel actual, pasado y futuro.
Estoy convencido que somos un país con personas talentosas, ya sea para temas empresariales, académicos, deportivos, etc. Dicho esto, regresando al tema del fútbol, siempre me pongo a pensar ¿por qué ese talento nunca se traduce en relevancia deportiva a nivel internacional.
No es la primera vez que escuchamos de acusaciones e irregularidades dentro de los senos de los clubes del fútbol mexicano, se me viene a la mente el caso de Carlos Ahumada con Santos Laguna, o Jorge Lankenau con los Rayados de Monterrey.
La respuesta no es tan complicada: el fútbol mexicano (además de varios otros deportes) es otra más de las víctimas de la corrupción que existe en este país.
¿Por qué somos exitosos con la Selección Mexicana a nivel juvenil? ¿por qué esas generaciones que tuvieron éxito a nivel internacional van desapareciendo mientras van subiendo de categorías?
Hay múltiples variables sobre esta ecuación:
- los visores, “scouts” y agentes del fútbol mexicano: no hay ninguna duda de que se mueven muchas influencias en este medio, y hay muchas agendas y intereses de por medio. ¿Realmente suben a categorías superiores los jugadores más talentosos? por supuesto que no. Suben los jugadores que dan una “mochada”, los que tienen palancas y relaciones en puestos importantes. Suben los jugadores que le dan más negocio a estos personajes.
- los “trades” entre los equipos: ¿por qué será que los mismos jugadores y técnicos están dando siempre vueltas entre los equipos del fútbol mexicano? Es claro que los equipos en su mayoría buscan el negocio por encima de cualquier tema deportivo, y siempre buscan el negocio ambicioso a corto plazo, sin entender que si pusieran atención en lo deportivo, naturalmente se irá cuadrando el tema financiero. ¿Por qué han subido el número de extranjeros que dejan jugar en cada equipo? ¿por que el trabajo de desarrollar talento desde las canteras se ha dejado prácticamente de lado?
- Los torneos cortos: el negocio más importante del fútbol mexicano se llama la liguilla, y no hay que ser expertos para darnos cuenta que nivel deportivo ha bajado desde que se instauró este formato en 1996. Eso no importa para ningún directivo, lo único que importa es duplicar las ganancias.
- La seriedad de las franquicias y el descenso: como vamos a tomar en serio a una liga de fútbol que sube y baja a equipos a su gusto, que cambia las franquicias de ciudad conforme a su conveniencia, que sube a una franquicia simplemente con un “tajo” de dinero o que cambia el formato de su funcionamiento (como el descenso, por ejemplo) según sea mejor para los de arriba.
Y a todo esto, si ellos ganan, ¿quién pierde?
Nosotros, como fanáticos. Al final somos los que nos pegamos a la tele cada fin de semana, los que alimentamos los estadios y las tiendas de artículos licenciados, somos los que alentamos a nuestro equipo y los que estamos pegados a la tele.
También pierden los jugadores jóvenes mexicanos. No es su culpa que los hagan partícipes en esa corrupción, acaban sufriendo para pagar “fees” para ser titulares y al final no suben por su talento o habilidades, sino por otras circunstancias que no deberían de existir.
Pierde el país y su nivel deportivo en general. De nuevo, el talento existe, y si supiéramos desarrollarlo estaríamos al nivel de muchas potencias en cuanto al mundial de fútbol, las olimpiadas, y muchos temas que también se pueden convertir en negocio, porque entiendo que al final es el objetivo, pero por nuestra falta de visión y ambición se convierte en solo una pizca de lo que podría ser.
¿Vemos un cambio en el horizonte?
Desafortunadamente, no. Tendríamos que irnos a las bases y cambiar primero cosas de educación en este país, de círculos de poder y otras cosas que no voy a discutir aquí. Aunque les tengo una noticia pertinente: la única manera para hacer que todo esto cambie es solo apagando nuestras teles, dejando de ir a los estadios y dejando de comprar productos licenciados; sería la única forma en que los directivos y dueños de la FEMEXFUT se preocuparían por entregar un mejor producto a sus consumidores.