Ciencia y Tecnología

¿Por qué los servicios de streaming todavía no han sido capaces de sustituir a los cines tradicionales?

Primero fueron los videoclips, que, como cantaban The Buggles, mataron los programas de radio. ¿Pero acaso a día de hoy no se sigue consumiendo música a través de la sintonización de emisoras de radio? Posteriormente, los DVD y la digitalización audiovisual acabaron los Betamax y sus derivados. De acuerdo, en esta ocasión, la novedad se impuso. Más tarde, se empezaron a comercializar los e-Books, pero se sigue publicando en papel a buen ritmo, ¿no? Y el cine, ¿qué pasa con el cine? ¿Van a acabar los servicios de streaming con él o no podrán por mucho empeño que le pongan?

Los dispositivos móviles ofrecen mucho más que acceso a películas

Para empezar, no todo el que utiliza una Smart TV, una videoconsola o un dispositivo móvil lo hace con la idea de consumir servicios de streaming relacionados con el mundo del cine. Por no hablar que la inmediatez tan típica de estos aparatos hace más interesante el contenido audiovisual más corto, como las series. Cuando uno va al cine, lo hace con una mentalidad mucho menos cortoplacista.

Además, en ese amplio abanico de opciones alternativas a los servicios de streaming tipo Disney Plus o HBO, los dispositivos móviles ofrecen otras muchas oportunidades de entretenimiento. Nos referimos, por ejemplo, a las tragamonedas online que puedes encontrar en plataformas como https://casino.netbet.com.mx/. Mucho más accesibles que el contenido streaming de las populares plataformas actuales, son una de las mejores opciones de entretenimiento disponibles hoy día.

No todo el mundo está dispuesto a pagar una suscripción

La ventaja del cine sobre los servicios de streaming es el de la cuota. Aunque una entrada de cine cueste prácticamente lo que cuesta al mes el acceso a miles de títulos en una de estas plataformas online, no todo el mundo tiene capacidad para amortizar ese coste. Por ejemplo, si uno va a ver una o dos películas al mes, ¿para qué pagar una suscripción a Netflix u a otras alternativas similares? Una suscripción que, recordemos, obliga al usuario a ceñirse a un catálogo determinado.

Los cines, aunque también encorsetados por los diferentes estrenos o por las decisiones de las propias salas, que proyectan o no los títulos disponibles en función de su potencial rentabilidad, acaban por dar más margen de maniobra. Cada semana sabes que tendrás nuevas películas entre las que elegir, así como que solo tendrás que pagar en caso de que decidas asistir a una de las sesiones ofrecidas.

La sesión de cine como ritual romántico

Cuando se empezaron a comerciar los primeros libros electrónicos, muchos vaticinaron que era el fin del libro en papel. Sin embargo, pasan los años y la impresión de libros se mantiene a los mismos niveles. ¿Por qué? Pues bien, porque la lectura tiene algo de romántico, algo de tradición mística que solo brinda la hoja impresa. Lo digital no puede luchar con ese aspecto inefable. Lo mismo sucede con las películas proyectadas en los cines de toda la vida.

El formato, el gran damnificado

Algunas películas están filmadas pensando en su proyección en cines. El formato de pantalla grande permite enfocar la película de un modo especial. Además, no todos disponen de un home cinema en su hogar, por lo que las películas con grandes efectos especiales tan de moda actualmente. La imagen y el sonido que ofrece una pantalla de cine te mete de lleno en la trama, algo que no todos los dispositivos para particulares están cerca de conseguir.

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