Beyoncé encabeza un Coachella con sabor latino y poco rock
Tras cancelar su presencia en 2017 por estar embarazada, Beyoncé encabeza este año el Festival de Coachella, uno de los eventos musicales más importantes del mundo y que en esta edición cuenta en su cartel con mucho sabor latino y con escasa presencia de rock.
El Empire Polo Club de Indio, California, una ciudad situada en el desierto a unos 200 kilómetros al este de Los Ángeles, acogerá una vez más el Festival de Coachella, que se celebrará en dos fines de semana consecutivos, del 13 al 15 y del 20 al 22 de abril, ambos con la misma programación.
Junto a Beyoncé, que se presentará en medio de gran expectación con su aclamado disco Lemonade (2016) bajo el brazo, Coachella cuenta con The Weeknd y Eminem como nombres destacados de un plantel en el que el rap y el R&B acaparan gran parte del protagonismo.
Así, figuras consolidadas y emergentes de la música negra como Vince Staples, Migos, Tyler The Creator, SZA, Kelela o Post Malone aparecen como grandes atractivos del evento.
Después de que en 2016 la reunión de Guns N’ Roses fuera el plato principal y de que en 2017 Radiohead apareciera como un gran fichaje, la edición de este año cuenta con escasa presencia del rock y de las guitarras.
No obstante, los amantes de la música alternativa podrán disfrutar de The War on Drugs, St. Vincent, Fleet Foxes, HAIM, alt-J o John Maus.
Coachella no solo prestará atención a las últimas novedades de la música sino que también dedicará gran parte de su tiempo a veteranos artistas como David Byrne, Jean-Michel Jarre, Jamiroquai o CHIC liderados por Nile Rodgers.
Y el sabor latino acudirá con mucha fuerza al festival de la mano de la gran revelación del rap Cardi B o de las estrellas de la cumbia mexicana Los Ángeles Azules, una de las sorpresas de la programación de este año.
Miguel, Kali Uchis, Princess Nokia, Cuco, Buscabulla, Helado Negro, Señor Kino, Boogarins, Deorro e Ibeyi completan la ecléctica delegación hispana de Coachella.
El cartel incluye algunas curiosidades que, en principio, parecen alejadas de la orientación estilística del festival, como la sensación del jazz Kamasi Washington o el grupo japonés de heavy metal X Japan.
Al margen de la nutrida oferta musical, Coachella será un punto de encuentro de gastronomía, arte, tecnología y experiencias VIP de diversos tipos.
Convertido en un punto indispensable para los “hipsters” y los jóvenes a la última del sur de California, las tendencias de moda en Coachella también serán un punto destacado del festival así como los famosos y las estrellas del mundo del espectáculo que se dejen ver entre el público que asista a los conciertos.
Las entradas para este primer fin de semana del Coachella, cuyo precio para el abono sencillo con acceso a los tres días costaba 429 dólares, se encuentran agotadas desde el pasado enero.