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Aprovechar agua de lluvia permitiría dotar a 15 millones de mexicanos

Se cuenta con tecnologías, pero hacen falta políticas públicas y proyectos de inversión

El futuro económico y social de todo el mundo, en particular de México, dependerá del uso eficiente del agua, de su distribución equitativa, aprovechamiento sin desperdicio y su conservación en cantidad y calidad en condiciones sustentables, advirtieron científicos de la rama hidráulica, investigadores de instituciones académicas y legisladores de los congresos de Coahuila y Estado de México.

Durante el 4° Taller sobre Captación de Agua de Lluvia, organizado por el Colegio de Postgraduados, el investigador y promotor del agua de lluvia, Manuel Anaya Garduño, expresó que en diferentes regiones de México y de todo el mundo, núcleos crecientes de sus habitantes se ven en la necesidad de recorrer grandes distancias para conseguir un poco de agua, en ocasiones de mala calidad, mientras que en otros hay abundancia pero está mal distribuida y se presentan problemas de contaminación y agotamiento de aguas superficiales y subterráneas.

En la presentación del mencionado taller, Anaya Garduño destacó que el mayor aprovechamiento del agua de lluvia se perfila como la alternativa viable para hacer frente a una demanda que crece constantemente sin respuesta de un sistema de políticas públicas, de inversiones y de preocupación por llevar el vital líquido a poblaciones y comunidades carentes del servicio de agua en calidad y cantidad favorables.

En estas condiciones, reconoció que en México y en varios países de América Latina y en otros continentes, se ha avanzado de manera notable en la capacitación y generación de tecnologías para el aprovechamiento del agua de lluvia, pero advirtió que estos avances no se reflejan en cuanto a políticas públicas, inversiones gubernamentales y privadas.

“Por estas razones, dijo, en la actualidad hay más de 15 millones de mexicanos que aún no reciben agua entubada en sus domicilios, con la consiguiente exposición a enfermedades bacterianas y derivadas del consumo de agua contaminada con diversos metales”.

La captación de agua de lluvia, añadió, no sólo representa un potencial de grandes dimensiones en la dotación de agua potable a comunidades marginadas y con pocos recursos, sino que permite la práctica de pequeñas explotaciones agrícolas y pecuarias, el combate y control de incendios y propicia un cambio de vida entre la población de más de 150 mil pequeñas comunidades rurales que existen en nuestro país.

El legislador por Coahuila, Fernando Izaguirre Valdés se refirió a la problemática de 16 municipios de la Comarca Lagunera (6 de Coahuila y 10 de Durango) donde se estudia un nuevo modelo de aprovechamiento del agua, con prioridad a un esquema ecológico.

Puso énfasis al hecho de que, hace años se perforaban pozos a una profundidad de 30 a 40 metros, pero la creciente demanda del líquido obligó a buscar agua a 300 y 400 metros, con el consecuente problema de contaminación con metales como el Arsénico, Hierro, Mercurio, que son el origen de enfermedades cardio-vasculares entre la población.

Así, a través del aprovechamiento del agua de lluvia y la promoción para la recuperación de zonas forestales, el problema del arsenicismo y otros metales podría desaparecer. En esa región es posible recuperar el cauce del río Nazas en la parte que fue cancelada para la construcción de la presa Lázaro Cárdenas y crear un entorno similar en la presa Francisco Zarco.

Se puso de manifiesto que el potencial de agua que normalmente se capta en presas, represas y en el subsuelo para el fomento de la agricultura y otras actividades primarias, utilizan alrededor del 78 por ciento, con una eficiencia que no llega al 40 por ciento, debido a malas condiciones de los sistemas de distribución, por filtraciones y evaporación.

Otros participantes destacados de la UNAM, del Colegio de Postgraduados, de la Universidad Autónoma Chapingo, de la Universidad del Estado de México, de empresas privadas, coincidieron en señalar que el derecho de acceso humano al agua, está en el Artículo Cuarto de nuestra Constitución y opera una Ley de Aguas Nacionales. Estos instrumentos deben aplicarse y crear las políticas públicas para el fomento a una verdadera Cultura del Agua y mejoramiento del medio ambiente en torno del vital líquido.

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