Ciencia y Tecnología

Diversidad biológica podría disminuir por intensas sequías en Amazonía

Las intensas y frecuentes sequías registradas en los últimos 15 años, podría reducir la diversidad biológica y la capacidad de absorción de carbono de la selva amazónica, advirtieron científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA.

A través de datos satelitales para cartografiar el daño y mortalidad causados por la falta de lluvias desde 2005, los especialistas indicaron que de continuar con las sequías constantes, el Amazonas podría transformarse de un bosque lluvioso a uno tropical seco.

Una sequía que mata los árboles del bosque aumenta las emisiones de carbono, reduce las precipitaciones y extiende la duración de la estación seca, esto amplía la probabilidad de que se repita, señaló el líder del estudio, Sassan Saatchi del JPL de la NASA.

La investigación, publicada en la revista Nature, detalla que un bosque no perturbado, en años de clima normal, puede funcionar como “sumidero de carbono natural”, “absorber más dióxido de carbono de la atmósfera de lo que devuelve a él”.

Sin embargo, a partir del 2005 y hasta 2008, último año de datos disponibles, la cuenca del Amazonas perdió un promedio de 0.27 petagramos de carbono por año, sin mostrar signos de recuperación como sumidero de carbono.

A pesar de que se estima que el bosque tropical del Amazonas absorbe hasta una décima parte de las emisiones de combustibles fósiles humanos durante la fotosíntesis, los episodios de sequía en 2005, 2010 y 2015, ha provocado que la comunidad científica reconsideren dicha idea.

“El viejo paradigma era que cualquiera que sea el dióxido de carbono que pongamos en emisiones causadas por el hombre, el Amazonas podría ayudar a absorber una gran parte de él”, dijo Saatchi.

Sostuvo que “el ecosistema se ha vuelto tan vulnerable a estos eventos de sequía cálida y episódica que puede cambiar de sumidero a fuente dependiendo de la gravedad y la extensión. Este es nuestro nuevo paradigma”.

Durante una sequía en el bosque amazónico, lo primero que se puede observar es la pérdida de hojas de los árboles. Además, si estos sobreviven a la defoliación, dañan su capacidad de absorber carbono cuando están bajo estrés, planteó el investigador.

“Estos son bosques lluviosos, los árboles casi siempre tienen hojas. Por lo tanto, la pérdida de hojas es un fuerte indicio de que el bosque está estresado”, afirmó.

En el terreno, las sequías tienden a matar primero a los árboles altos. Sin lluvias adecuadas, los gigantes perennes de tronco leñoso no pueden bombear agua a más de 100 pies de altura desde sus raíces hasta sus hojas, esto genera muerte por deshidratación.

Los científicos descubrieron que después de la sequía, los árboles caídos, la defoliación y el daño del tapiz generan una pérdida significativa en la altura del dosel.

Asimismo, la región más afectada se redujo un promedio de 0.88 metros en el año posterior a la sequía. Las regiones dañadas disminuyeron en menor medida, pero todas decrecieron a lo largo de los años restantes del registro de datos.

NTX/ICB/LCH/CYMA

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