Salud

¿Microbiomas?, un ecosistema microbiológico viviendo dentro de nosotros

Hablar de la conservación de un ecosistema no debe limitarse al cuidado de las grandes especies de animales y vegetales, sino considerar el cuidado de los organismos microscópicos y los seres humanos somos un microbioma que debe conservarse sano y en equilibrio para garantizar nuestra existencia.

Así lo aseguró el investigador de El Colegio Nacional, Alejandro Frank, al hablar sobre los pormenores que abordará en su ponencia “El microbioma, no somos un árbol sino un bosque”, y que tendrá lugar este lunes 18 de junio, a las 18:00 horas, en esta institución.

En entrevista con Notimex explicó que hoy ya no podemos pensar en singular cuando reflexionamos sobre nosotros como seres vivientes, sino que inevitablemente formamos parte de todo un ecosistema cuya manifestación más pequeña se desarrolla en nuestro interior, y eso es el microbioma.

“De alguna manera hemos evolucionado juntos durante miles de millones de años, ya sea como homo Sapiens, Hommo Erectus u otra especie anterior. De manera que gran parte de nuestras funciones fisiológicas hoy son posibles gracias a la simbiosis que se ha dado entre nosotros y las bacterias, virus y parásitos que viven en nuestro cuerpo”, subrayó.

“Sé que sonará un poco escalofriante pensar en que dentro de nuestros cuerpos viven otros seres microscópicos, y que forman parte de nuestra vida, pero ello también nos lleva a tener que cambiar nuestra forma de ver a estos microorganismos, ya que sin su ayuda podríamos enfrentar problemas de salud”, agregó.

Y esa es la razón de la conferencia “El Microbioma, no somos un árbol, sino un bosque”, porque trata de que entendamos que nosotros mismos conformamos un ecosistema que, a manera de microfauna, conviven y se desarrollan dentro de nuestros organismos de manera equilibrada.

El investigador destacó que hasta hace poco fue que cobramos conciencia sobre la importancia del microbioma, ya que se trata de microorganismos que están tan asociados a nuestros organismos que no ha sido posible reproducirlos o analizarlos “in vitro”, de ahí que no se les haya podido estudiar sino ahora que se utilizan métodos genómicos.

Gracias a este estudio a nivel genético, hoy se sabe el grado de simbiosis que guardan con nuestro organismo, ya que no viven dentro de nosotros de forma pasiva, sino que participan activamente en nuestra fisiología al grado que incluso hay algunos que generan sustancias y metabólicos que requerimos para una buena salud, agregó.

Alejandro Frank explicó que dichos hallazgos también han permitido descubrir la razón por la cual el hombre moderno hoy enfrenta problemas de salud, como el hecho de ser intolerantes a ciertas sustancias como la lactosa, o a generar sobrepeso.

Muchas veces, dijo, la ausencia de algunas variedades de microbioma es la que nos provoca problemas de salud y se sospecha incluso que muchas de las alergias como la intolerancia al gluten se deban a que hemos provocado una extinción de bacterias que son las que estaban encargadas de digerir este compuesto.

“Porque si no, cómo se explica que después de que hemos comido pan por miles de años, en América 500, de repente un porcentaje alto de la población ya no puede digerir gluten y parece ser, y casi es una certeza, que se debe a esta disbiosis, que es la manera en que llamamos al desequilibrio biológico con nuestros microorganismos”, aseveró.

Esto nos lleva a pensar en que la medicina moderna tendrá que incluir esta nueva rama, de manera que en un futuro cercano los médicos deberán ser además microbiólogos, por lo que en nuestras consultas ahora también nos preguntarán “como está nuestro microbioma”.

Es por ello que hoy es posible asegurar que el tema del microbioma tiene repercusiones en otras áreas de la salud y que “implican una revolución médica sin precedentes”.

Un poco de mugre y lodo no es tan malo como se piensa.

Ahora, el hombre deberá cuidar con más razón la forma en que maneja los antibióticos para combatir la enfermedad, ya que el consumo excesivo o incorrecto de estos puede favorecer la destrucción de bacterias y microbios que forman parte de nuestro microbioma.

Pero, además, deberá cambiar el concepto de lo que entiende por higiene, ya que una excesiva esterilización nos puede llevar a volvernos más vulnerables a enfermedades que de otra manera podríamos combatir con un microbioma rico.

Recordó que por ello la medicina moderna ha comenzado a recomendar que “los niños se ensucien, jueguen con lodo y convivan con animales, ya que en este proceso es que sus organismos comenzarán a adquirir las bacterias y microorganimos necesarios que le ayudarán a ser más fuertes”.

Para entender esto, explicó el caso del parque de Yellowstone, en Estados Unidos, donde el hombre llevó al lobo a la extinción debido a que al colonizar dichas zonas, el animal se comía a su ganado.

El resultado es que al no haber depredadores, los alces se reprodujeron a tal grado que acabaron con casi toda la vegetación, lo que produjo incluso el cambio de la trayectoria de los ríos y modificando todo el ecosistema del lugar.

Al reintroducir al lobo, dijo, el hombre descubrió que en cuestión de una década gran parte de los ecosistemas volvieron a la normalidad, además de que se produjo una reforestación de manera natural y gran parte de las especies que habían desaparecido, volvieron al lugar.

“Algo similar ocurre con nuestro cuerpo. Si eliminamos alguno de nuestros microorganismos pensando erróneamente que toda bacteria o microbio es malo, terminaremos por causarnos problemas similares a los que sufrió Yellowstone”, advirtió.

De hecho, explicó que estudios recientes han llevado a pensar que la obesidad es también resultado de esta “disbiosis” producida por una excesiva asepsia, ya que al no haber un equilibro en nuestra flora intestinal, gran parte de lo que comemos no se digiere, sino que solo se almacena.

“Este fenómeno se descubrió cuando se comenzó a producir pollos a gran escala. Debido a que todos estaban hacinados en un pequeño espacio se les comenzó a dar antibiótico para evitar que se enfermaran fácilmente. El resultado fue que los pollos además empezaron a engordar”, explicó.

“Y si a ello agregamos que a muchos de estos animales se les dan productos para que crezcan más grandes y gordos, al consumir su carne no sólo ya no adquirimos los microorganismos que antes adquiríamos para digerirlos –porque ya no los tienen- sino que, por el contrario, recibimos estos mismos nutrientes que se traducen en un sobrepeso.

Ante ello, adelantó que se han comenzado a hacer pruebas en las que a personas con problemas de “disbiosis”, se les han dado dosis controladas con microbios y bacterias, a manera de cápsulas y que en la naturaleza solo se pueden adquirir comiendo heces de animales sanos.

“Claro, no se trata de que las personas se pongan a consumir estas cosas a riesgo de enfermarse, sino que lo que se busca es que sus microbiomas estén lo suficientemente equilibrados y sanos, de manera que ni tengan microorganismos que pongan en riesgo su salud, ni tampoco carezcan de los necesarios para llevar una vida sana”, concluyó.

Notimex

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